jueves, 28 de marzo de 2024

Vivir más y mejor

 




La longevidad es mayor y las personas viven mucho más que sus antepasados, pero ¿es eso siempre bueno?

Aunque muchas personas viven hasta más allá de los 70 años, cada vez son más los que pasan una mayor parte de sus vidas (a veces una década o más) aquejados por condiciones físicas y mentales que pueden dificultar la realización de las tareas cotidianas.

Mejorar la calidad de nuestros años crepusculares es un campo de investigación cada vez más amplio entre biólogos y otros investigadores de la longevidad, que trabajan para aumentar el número de años libres de enfermedad, un concepto conocido formalmente como periodo de salud health span en inglés.

El periodo de salud

Este término apareció por primera vez en las revistas médicas hace más de 30 años, definido vagamente como los años libres de enfermedad, pero el concepto se ha generalizado entre médicos y pacientes por igual, y su definición se ha ampliado para centrarse más en los años sin problemas de salud que podrían obstaculizar gravemente las actividades diarias

Una hipertensión tratada, por ejemplo, no afectaría significativamente a la esperanza de vida, a diferencia de un ictus o una demencia, advierte Sharon Inouye, médica-científica de la Facultad de Medicina de Harvard (Estados Unidos), que se ocupa de temas relacionados con el envejecimiento.

Las investigaciones como Inouye son numerosos: comprender los mecanismos subyacentes del envejecimiento, trabajar para identificar los genes que favorecen la salud y centrarse en las medidas que podemos tomar en nuestra vida cotidiana para mejorar nuestra esperanza de vida.

Sin duda es posible vivir más sanos aunque vivamos más años.

Nir Barzilai asegura que se puede aprender mucho observando la salud y la longevidad de los centenarios con los que trabaja en la Facultad de Medicina Albert Einstein de Nueva York (Estados Unidos). En el lenguaje académico, los participantes sanos de su estudio tienen lo que se denomina compresión de la morbilidad: están enfermos durante una parte muy pequeña de su vida.

"No solo viven más, sino que viven mucho más sanos: contraen enfermedades 50 años después que sus amigos y 30 años después que los amigos de sus hijos".

Pero, ¿cómo podemos conseguirlo el resto de nosotros?

Parte de la buena suerte de esos centenarios procede de una genética digna de envidia. Estudiarla es tentador, comenta el especialista, ya que determinar con precisión qué genes están relacionados con trastornos asociados a la edad podría conducir a fármacos que imiten sus efectos para quienes no tuvieron tanta suerte en la lotería genética.


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