La mente humana es imaginativa y capaz de crear usos insospechados para el invento más inocuo. Las lesiones por succión del pene con aspiradora demuestran que, si alguna vez hubo histeria, no fue precisamente femenina.
Las lesiones genitales están documentadas desde 1960 y tienen puntos comunes: un hombre aprovecha la soledad para satisfacer su deseo sexual con la succión de este aparato, pero acaba en el hospital. Por vergüenza, hay veces que oculta la verdadera causa, atribuyéndolo al mordisco de un perro, a quedarse atrapado en una puerta o por succiones accidentales con aparato, en ocasiones estando desnudo. El perfil es variado, pero predominan los jóvenes en torno a los 20 años por un lado y los mayores de 50 por otro, que suelen ser las víctimas más habituales. Afecta a solteros, viudos y casados, aunque no se suele informar de la frecuencia de su actividad sexual. En algunos casos está implicado el alcohol.
Dicha práctica con fines autoeróticos no sale indemne. En los casos más leves, pueden sufrir laceraciones, inflamación, equimosis y/o sangrado que se resuelven satisfactoriamente y tan solo requieren unos puntos. En otros casos, puede dañarse la uretra, fracturarse el cuerpo cavernoso, producir deformaciones, amputaciones o lesiones por desenguantamiento, que ocurre cuando se retira la piel. En las lesiones más graves, suelen ser necesarias intervenciones como la uretoplastia o la semiamputación del miembro. Las aspas del interior de la aspiradora, especialmente las portátiles, suelen ser las principales responsables de la gravedad de estos daños.
En dos casos se produjo la muerte en el acto, aunque por complicaciones previas. Un hombre de 57 años fue encontrado desnudo con unas medias, muerto sobre la mesa con la aspiradora en los genitales. La enfermedad aterosclerótica del corazón que sufría sugiere que murió de un infarto. Al encontrarse junto con lubricante y con una pata de mesa con material fecal, se considera que todo fue una práctica autoerótica. Como indicaba su esposa, ya había usado la aspiradora con el mismo fin en el pasado y llevaban 5 años sin copular. En otro caso, un viudo de 77 años murió desnudo en su baño con la aspiradora y el secador, habiendo sufrido un infarto por su hipertensión cardíaca y aterosclerosis. Aun sin fallecer, pueden agravarse complicaciones previas, como la enfermedad de Peyronie, donde se forma un tejido cicatricial en el pene que la aspiradora puede arrancar.