jueves, 16 de mayo de 2024

¿Eres feliz con tu cuerpo?

 



Es el momento de disfrutar al máximo del sol, ya viene el verano!. Guardar las chamarras para sacar  blusas y shorts. Pero a veces también sacamos algo que debería quedarse en el armario: Los Complejos.

En esta época del año en la que más cuerpo enseñamos, es cuando más afloran las preocupaciones por el físico. Queremos tener un bonito bronceado, guardamos la línea para lucir ropa ligera, en resumen, nos ponemos como meta conseguir ese cuerpo escultural que vemos en los medios de comunicación o en las redes sociales.

Este periodo del año (el verano) para muchas personas supone un estrés añadido a sus vidas, ya de por sí tan ajetreadas y ocupadas. Comenzamos a darle vueltas a la necesidad de hacer dietas y deporte frenéticamente y esto tiene, indudablemente, un gran impacto emocional. 

Cuerpo perfecto

Si nos basamos en las fotografías que hablan de un cuerpo perfecto, observamos piernas musculadas y delgadas, cinturas estrechas, un abdomen tonificado... Imágenes utópicas para la mayoría de los mortales que tenemos el cuerpo diseñado por nuestros ancestros para sobrevivir en terrenos hostiles e inviernos crudos.

El negocio que se ha montado alrededor del culto al cuerpo (ropa, alimentación, suplementos...) con la promesa de la felicidad conseguida al tener el cuerpo perfecto, nos aleja de lo que verdaderamente nos va a dar el bienestar: una vida plena y en calma con nosotros mismos.

Muchas veces asociamos un cuerpo estético al éxito, el bienestar y la felicidad. Pero, ¿de verdad tu felicidad y tu éxito en la vida dependen de tu físico? ¿Dónde quedan los demás factores?

Muchas personas tienen la creencia fuertemente arraigada de que si cambian su cuerpo, mejorará su autoestima. Habitualmente, pensamos que una cosa implica la otra. Un cambio en mi forma física, va a implicar un cambio en mi autoestima y me voy a sentir mejor. Es normal que esta creencia se construya, porque es verdad que cuando adelgazamos, se nos refuerza socialmente, ya que se considera que quien adelgaza ha conseguido algo positivo y se le felicita por ello. 

Eso no es cierto; que una persona adelgace, no tiene por qué implicar algo positivo. A veces, puede significar que está emocionalmente inestable o se encuentra mal. Ese refuerzo, cada vez que una persona baja de peso, no tiene mucho sentido ni lógica cuando lo sensato sería preguntar cómo se encuentra o no hacer ningún tipo de comentario.

Mejorar la autoestima requiere de un gran trabajo a nivel interno y ese avance no va a suceder simplemente por un cambio a nivel físico. De las veces que has intentado cambiar tu cuerpo y lo conseguiste, ¿Cuánto tiempo te duro esa sensación de plenitud y bienestar? Probablemente, la respuesta sea que poco tiempo y te lleve a cuestionarte que un cambio físico no implica un cambio a nivel interno y que hay muchos otros factores que influyen en nuestra autoestima.

La autoestima no se trabaja mejorando el cuerpo, sino la forma de verlo. De nada sirve empeñarnos en trabajar el cuerpo para cambiarlo si, al mismo tiempo, lo estamos odiando.

Por ejemplo, todos conocemos a alguien que tiene un cuerpo estupendo, pero no se quiere nada y siempre procura conseguir algo inalcanzable que le produce insatisfacción porque nunca es suficiente. Por otra parte, también conocemos a aquellas personas que supuestamente y normativamente no tienen lo que se considera por un cuerpo estético, pero se quieren y se ven maravillosamente bien.

En consecuencia, la creencia de  «si cambio mi cuerpo, mejorara mi autoestima»  no es cierta. El objetivo tendría que ser cambiar y mejorar la relación con nosotros mismos, el buen trato… sin necesidad de que nuestro cuerpo cambie. 



Por Lindiz